A Magazine Curated By, la reimpresión del número uno curada por Maison Martin Margiela llegará pronto
Amberes 2001, mientras la ciudad se prepara para el Mode Landed-Geland , un festival cultural y político que pretende devolverla al redil dorado de las capitales europeas de la moda, una de las publicaciones independientes de moda más influyentes da sus primeros pasos.
“¿Por qué una nueva revista? Queremos volver a una revista de moda poética, fresca y pura que se oponga a la homogeneización, a favor de la individualidad. Una revista en la que nos cuestionamos sobre la moda porque nos fascina”
El editor en jefe Gerdi Esch escribe en el editorial que introduce el primer número.
Así nació A Magazine , una nueva revista, un gran avance, exactamente como lo habían imaginado el fundador Walter Van Beirendonck, el director de arte Paul Boudens y su editor en jefe.
La idea básica es hacer borrón y cuenta nueva, partir de una hoja en blanco, una pizarra en la que un diseñador de moda, dotado de la máxima libertad de elección, pueda escribir (o "curar") contenidos que reflejen su visión.
Los primeros cinco números juegan con las letras del abecedario, con una clara referencia del primer número a la A de Amberes, que destaca rojo sobre blanco de la (no) portada de la edición editada por el estilista Dirk Van Saene (N °A). Le seguirán Bernhard Willhelm (N° B), Hussein Chalayan (N° C) y Olivier Theyskens (N° D).
En estos primeros cinco números, cada seis meses, siguiendo así la estacionalidad de la moda, se perfila el proyecto que dará lugar al nacimiento, en 2004, de A Magazine Curated By .
Lo que salta a la vista de inmediato es el cambio de rol del diseñador de moda llamado a llenar las páginas de la revista con su propia imaginación, de creador invitado a curador invitado, como se subraya en el colofón N°B. Esta distinción pone de relieve una mayor conciencia de cuál será el proyecto definitivo, asignando al diseñador de moda un rol preciso, alternativo pero integrado al de la editorial.
Todo diseñador de moda llega a concebir la revista exactamente como si fuera una de sus colecciones de moda, volcando en ella toda su firma estilística y es precisamente eso lo que marca la diferencia entre cada número. Mientras que el jefe de redacción tiene encomendada la tarea de presentar al director del número, éste tiene total libertad de movimiento, definiendo en cada momento los cánones estéticos y de contenido de la revista.
Una vez finalizado el proyecto definitivo, en 2004 A Magazine cambia de nombre. No más letras del alfabeto, que en algún momento habrían marcado un final, sino números potencialmente infinitos. Vuelve a empezar desde 1 con Maison Martin Margiela que elige el blanco como elemento característico de la revista pero, sobre todo, opta por incluir a todas las figuras, a menudo mantenidas en la sombra, que giran silenciosamente en torno a la Maison, como parte de su moda anónima. colectivo.
Aunque ni una sola contribución lleva su nombre, cada página está impregnada de la esencia de la Maison, con historias, escritos enviados por fax y fotocopiados, proyectos fotográficos y artísticos de miembros del personal permanente, pero también de aprendices, asistentes, modelos, artistas, fotógrafos. , músicos, escenógrafos y directores.
Casi dos décadas después de su lanzamiento, ese número vuelve a estar disponible hoy en una reimpresión de edición limitada.